sábado, 23 de febrero de 2019

‘El perro y yo nos hemos ido comiendo a trocitos a mi madre’

España.- "Sí, mi madre está aquí dentro. Fallecida". Esa fue la lacónica respuesta que dio a dos agentes de la Policía Nacional la tarde del jueves Alberto Sánchez, de 26 años, cuando llamaron al timbre preguntando por su progenitora. Le costó, pero al final el joven franqueó la entrada de forma voluntaria a la patrulla de la comisaría del distrito de Salamanca que acudió hasta el domicilio familiar, situado en el número 50 de la calle de Francisco Navacerrada del barrio de la Guindalera, muy cerca de la plaza de toros de Las Ventas.


La escena que encontraron los agentes fue espeluznante. Quienes la contemplaron jamás la olvidarán. Los restos de María Soledad Gómez, de 66 años, estaban repartidos por toda la casa e introducidos en fiambreras de plástico. La mujer había sido asesinada por su hijo, presuntamente, quien después decidió descuartizarla. Los pedazos que hallaron en los "tuppers" eran muy pequeños, tanto, que el supuesto parricida debió de utilizar una máquina –una radial o una picadora– para ese fin. 


"El perro y yo nos hemos ido comiendo a trocitos a mi madre", manifestó espontáneamente el supuesto criminal. Este mantuvo en todo momento una actitud fría y distante, como si lo que estuviera contando no tuviera relación alguna con él. No se sabe cómo la asesinó. Alberto, que fue detenido de inmediato como presunto autor de los hechos, se ha negado a declarar ante la Policía. Hoy está previsto que pase a disposición judicial. 



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